Así como un piloto de un avión vuela su nave sin mirar al cielo, sino mirando su dashboard, el cual le monitoréa todas las variables posibles e importantes como son: la longitud, la latitud y la altura, la posición de la nave en el espacio, la ruta y su desviación, la cercanía con los picos de montañas o con la punta de edificios, el estado de combustible en la nave, la potencia de cada turbina, el nivel de presión en la cabina, la posición del tren de aterrizaje y otras múltiples variables que hacen que el panorama general del curso de vuelo esté registrado al alcance de los ojos y del cerebro, así funciona mi computadora.
Es un dashboard en donde puedo ver mi trabajo cotidiano, los puntos a seguir, los pendientes próximos, los pendientes futuros, los ítems sin resolver, los programas y sus rutas críticas, reportes fotográficos, videos del estado de avance y notificaciones en correo de comentarios diarios de la operación, noticias en diarios locales relativas a nuestro proyecto y que pudiesen influenciar en las negociaciones.
Este dashboard me muestra a su vez relaciones con mis amigos de acá, del extranjero, del otro lado del mundo, de conocidos recientes o de conocidos pasados.
Este dashboard me dice también quién está de buenas, quién esta de malas, quién miente, quién sufre, quién desprecia o quién ama.
Control cotidiano de actividades, generador de emociones, de intensidades, de monotonía o de alegría plena.
Todo el dashboard conectado al cerebro que hace reaccionar al cuerpo de aquí para allá con tanta discretización de la información, con el saber todo, el porqué, el cuando, el como.
Como manipular el dashboard para controlarlo y que uno no sea controlado por el dashboard, como hacerlo útil, placentero, generador de alianzas, de negocios, de relaciones fructíferas que no queden en intentos mediáticos que se desvanecen en el intento solamente.
No es el dashboard lo importante, es como lo utilizas, que ventanas abres, cuales cierras, que ves y que desechas lo que te genera éxito o fracaso.
No es sentarse cómodamente como en una función de cine a ver una larga película como el Quinto Elemento, Blade Runner, El Origen o Mátrix, todavía no estamos en ese nivel, todavía se puede sentir el sudor en las manos, la emoción de concretar aunque el escenario sea tan adverso.
Manipulación de la técnica al servicio del hombre en la última etapa del raciocinio común, en donde en algunos años la técnica será la etapa maravillosa y plena en donde el humano ya no pensará ni sentirá.
Calles vacías e intemperadas en el cúmulo de la violencia nos azotan, la guerra está en las calles y la gente se muere en montones cada vez mas grandes, las flores se secan, la basura permanece y las personas se marchitan.
Volando la nave con el dashboard, juntando los relieves últimos del cerebro no alineado y alineándose cada día.
No es la tasa de café mas cercana el último reducto de emoción, de sentimiento y de realidad?
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