Es precisamente de lo que he estado pensando hace tiempo, de la supuesta calidad literaria de las obras de los últimos años que se han vuelto productos masivos como los rollos de papel de baño.
Y no es que la calidad literaria interese mucho hoy en día con tantos escritores que buscan el estrellato con trilogías de novelas de personajes fantasiosos que buscan todo el tiempo urgar en las mentes conformistas, mecánicas y evasivas de los lectores masivos, es que la calidad literaria ya no tiene reglas de medición. Las narrativas hoy en día buscan la originalidad en hechos fantásticos, así como en la evasión total fuera de toda pretensión de ubicarte en la crudeza del mundo real.
Lo que importa también es la rapidez de la convertibilidad de la obra literaria a la obra visual en una película, en un culto al protagonista principal que ya materializado en carne y hueso servirá para que esa obra continúe en segundas, quintas o duodécimas historias del pasado presente, del pasado pasado, del futuro y de todos los tiempos inimaginables que puedan existir.
El hecho de leer ilustrativamente con un paralelismo entre la vida del autor, de la historia en si, del protagonista principal de la película hacen que la masa lectora se sumerja en una idolatría al ambiente creado, todo fantasioso y carente de la realidad. A veces se siente que el autor ya es parte del personaje de la novela y que los personajes son los seres que crearon al protagonista.
Que criterios se deberían elegir al leer una novela de calidad literaria, una novela como Trópico de Cáncer, Metamorfosis o 1984? que no tengan secuelas como Trópico de Cancer 3 la resurrección de las prostitutas?o 1984-2 la caída del Big Bro? o ninguna versión cinematográfica de las mismas?
Otro cuestionamiento que me hago es que si las obras literarias con calidad probablemente muy poca gente las lea y probablemente no convengan al mercantilismo del arte en si, acabando en versiones que sean rentables en el corto plazo y convengan a todos los involucrados.
Ya el hecho de ser un autor con calidad supone un mundo carente de héroes, héroes reales que vivan con dos pesos en la bolsa y que no tengan Face o Twitter y que no vayan a las premieres con el paseillo en la alfombra roja, vestidos con un traje de Armani o con una bolsa de Louis Vuitton.
Bueno dejo pendiente este escrito porque voy a comprar el libro 3 de 1Q83 de Murakami y Burn de Juliana Baggott.......
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