Hoy me levanté con la idea de ir a desayunar al pueblo.
Me bañé (definitivamente no se andar un día sin un buen baño por la mañana) y me calcé los tenis para bajar al pueblo, caminé tranquilo y sin pensar mucho.
Realmente es grato cuando uno va a un ritmo agradable y pausado.
Al llegar al zócalo compré un jugo verde (que tuve que tirar por insulso) y una pieza de pan dulce, un rollo relleno de mermelada de piña.
Luego de cavilar, decidí que la mejor opción era ir al mercado y dispuse ahí de un desayuno de consomé de barbacoa y tres tacos (dos de barbacoa y uno de panza), bastante grandes las porciones decidí solo comer mitad del consomé.
Terminé el desayuno y me dirigí a comprar dos cigarrillos a la miscelánea de siempre y me fumé uno en una silla de fierro del parque sintiendo el fresco de la mañana y la alegría del paisaje pueblerino.
Luego regresé parsimoniosamente a mi hogar y me fumé otro cigarrillo.
Luego de reflexionar bien el momento presente y tener actitud estoica con los ruidos de la vecina, un pensamiento de alivio me viene al saber que la administradora no les renovará el contrato. Deberé estar a la espera de los acontecimientos con una fecha limite del mes de septiembre para que se vayan.
En caso contrario definitivamente buscaré una salida a este problema más drástica que ya iré maquinando en caso de presentarse.
Espero que la administradora sostenga su palabra y no se me echen para atrás.
Pero ni esto terminará con mi tranquilidad ni mi parsimonia para hacer cosas.
Un buen regaderazo matutino lo aclara todo.....
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