Es muy difìcil obtener resultados satisfactorios si no se tiene congruencia con lo que se piensa y lo que se hace, aunque los objetivos planteados sean válidos.
Las acciones se diluyen en el esfuerzo y este se dilata hasta extinguirse totalmente en un cansancio sofocante y debilitador, llegando al extremo de la rendición total y por ende llega el desgano, el sentimiento de frustración y la apatía crónica.
Por ejemplo en aspectos relativos al trabajo de gestión, hay que avanzar cada día poco a poco. La obtención de permisos no se obtiene de la noche a la mañana y hay que preveer que algunos períodos para la obtención de respuestas firmes serán largos.
Si uno espera obtener resultados rápidos, se llega a un estado de ansiedad y de presión constante que puede hacer que el comportamiento se modifique y se altere, conflictuando la relación con los funcionarios que autoricen los permisos y abriendo la posibilidad de cerrarse puertas o hacer muy difìcil el trato al día siguiente.
Los períodos de "letargo" pueden servir para fotocopiar documentos, organizar información, obtener programas cronológicos de satisfacción de requisitos y todo lo necesario para producir la sensación de confianza de que lo que se hace es lo adecuado o definir rutas a seguir en caso de que haya fallas detectadas.
Si uno en los períodos de tiempo cuando las aguas están quietas no busca alternativas, entonces se puede caer en un estado de total confusión y tomar varias rutas sin fin y divergentes.
Esto último genera un estado muy dañino en el ente de satisfacción personal.
Lo mismo sucede en todas las razones de vida, hay momentos de transición en los cuales se debe esperar recapitulando, rehaciendo en unos casos.
Es como si el ente tiempo fuera rapidez desembocando siempre en la respuesta a corto plazo.
La satisfacción momentánea pero no la respuesta sólida, con bases, con la madurez necesaria para ver germinar las semillas y observar su transformación en frutos conducen a la mar de confusión, a la ansiedad de la poca paciencia, al vértigo de la insatisfacción de la no realización y congruencia con el pensamiento estructurado.
Las acciones se diluyen en el esfuerzo y este se dilata hasta extinguirse totalmente en un cansancio sofocante y debilitador, llegando al extremo de la rendición total y por ende llega el desgano, el sentimiento de frustración y la apatía crónica.
Por ejemplo en aspectos relativos al trabajo de gestión, hay que avanzar cada día poco a poco. La obtención de permisos no se obtiene de la noche a la mañana y hay que preveer que algunos períodos para la obtención de respuestas firmes serán largos.
Si uno espera obtener resultados rápidos, se llega a un estado de ansiedad y de presión constante que puede hacer que el comportamiento se modifique y se altere, conflictuando la relación con los funcionarios que autoricen los permisos y abriendo la posibilidad de cerrarse puertas o hacer muy difìcil el trato al día siguiente.
Los períodos de "letargo" pueden servir para fotocopiar documentos, organizar información, obtener programas cronológicos de satisfacción de requisitos y todo lo necesario para producir la sensación de confianza de que lo que se hace es lo adecuado o definir rutas a seguir en caso de que haya fallas detectadas.
Si uno en los períodos de tiempo cuando las aguas están quietas no busca alternativas, entonces se puede caer en un estado de total confusión y tomar varias rutas sin fin y divergentes.
Esto último genera un estado muy dañino en el ente de satisfacción personal.
Lo mismo sucede en todas las razones de vida, hay momentos de transición en los cuales se debe esperar recapitulando, rehaciendo en unos casos.
Es como si el ente tiempo fuera rapidez desembocando siempre en la respuesta a corto plazo.
La satisfacción momentánea pero no la respuesta sólida, con bases, con la madurez necesaria para ver germinar las semillas y observar su transformación en frutos conducen a la mar de confusión, a la ansiedad de la poca paciencia, al vértigo de la insatisfacción de la no realización y congruencia con el pensamiento estructurado.
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