El sábado me invitaron a la casa de Sergio, ya que era su cumpleaños.
Decidí asistir ya que hace mucho tiempo que no estaba con mis amigos por diversos acontecimientos con algunos de ellos que no tiene caso comentar.
La decisión se basó en tratar de superar algunas barreras y hacer el tipo "borrón y cuenta nueva".
Me la pasé bien y fue un rato agradable.
También reflexione que no solamente yo he atravesado por etapas difíciles y que la gente se enfoca después de los treinta y tantos años hacia los cuarenta y muchos de años en resolver su propia problemática de vida y sacar adelante o a sus familias o a sus trabajos o a ambos.
La lejanía de los amigos no indica que sea en términos generales por frialdad hacia la persona, sino es más bien porque todos nos enfrascamos en la problemática que encierra la propia vida.
Ya no se puntualiza tanto en la conversación y solamente se sobrelleva un rato (o diría se tolera un poco) al grupo, que alguna vez fue soberbio e hilarante, provocativo y audaz.
Ahora somos como borreguitos canosos y gorditos buscando un poco de calor en el rincón de un sillón, eso sí la afinidad por el trago no ha cesado....
En fin la vida sigue y uno ya está en otras circunstancias de la vida, pero al menos uno trata de recuperar la jovialidad que aun está ahí.
Es como recordar los tiempos de la irresponsabilidad irreverente.
Decidí asistir ya que hace mucho tiempo que no estaba con mis amigos por diversos acontecimientos con algunos de ellos que no tiene caso comentar.
La decisión se basó en tratar de superar algunas barreras y hacer el tipo "borrón y cuenta nueva".
Me la pasé bien y fue un rato agradable.
También reflexione que no solamente yo he atravesado por etapas difíciles y que la gente se enfoca después de los treinta y tantos años hacia los cuarenta y muchos de años en resolver su propia problemática de vida y sacar adelante o a sus familias o a sus trabajos o a ambos.
La lejanía de los amigos no indica que sea en términos generales por frialdad hacia la persona, sino es más bien porque todos nos enfrascamos en la problemática que encierra la propia vida.
Ya no se puntualiza tanto en la conversación y solamente se sobrelleva un rato (o diría se tolera un poco) al grupo, que alguna vez fue soberbio e hilarante, provocativo y audaz.
Ahora somos como borreguitos canosos y gorditos buscando un poco de calor en el rincón de un sillón, eso sí la afinidad por el trago no ha cesado....
En fin la vida sigue y uno ya está en otras circunstancias de la vida, pero al menos uno trata de recuperar la jovialidad que aun está ahí.
Es como recordar los tiempos de la irresponsabilidad irreverente.
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