Hace mucho tiempo que no nadaba en la mañana, me imagino que hace más de tres años cuando tuve que dejar por razones financieras el club al que frecuentaba, además de que la gente de ahí era bastante mamona y ya me estaba dando hueva todo el ambiente mamón de artistas baratos del sur.
En fin, hoy nadé con buen ritmo para mi sorpresa y bien se ve que lo que se aprende nunca se olvida.
Le dí varios recorridos al carril de nado del hotel, con pausa cuando me cansaba y volvía a repetir la rutina de cruzarlo de un lado a otro, con brazada lenta y pausada, pero firme y con buen ritmo en la respiración.
En la picina estaba un chavo dándole también y de hecho cuando parábamos nos dábamos un tiempo para echar una platicadita corta, yo le presté unos googles de repuesto que traía y eso facilitó el trato.
Seguí el mismo criterio de la carrera, esto es, nadar suavemente y pausado, haciendo el ejercicio correspondiente a mis posibilidades físicas y no tratar de hacer sobre entrenamiento que luego produce fatiga y la consiguiente flojera y encabronamiento diario.
Lo mejor de la natación, según mi punto de vista es el efecto de relax que te produce después ya que ejercitas todo el cuerpo, pero no lo sometes a esfuerzo de choque como en la carrera, en donde te sientes con dolores en las piernas y brazos, aquí no hay dolor, solamente se siente rico y relajado el cuerpo y lo que más me gusta es que la mente se purifica, como cuando uno hace el amor rico.
Nadar debe ser como hacer el amor, me imagino que cuando esté senil me voy a tener que comprar una alberca aunque sea de plástico....
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