Quien dijera que Paola y Carlos estuvieran a punto de terminar su relación y por ende su negocio?
La vida siempre cambiante, es la que determina tu posición relativa en el mundo, tus posibilidades, tus estados de ánimo, tus acercamientos o tus alejamientos.
Todo indicaba que era una relación estable, ejemplar y diría que sui generis, compartir el amor con los negocios, el sexo con las responsabilidades.
Todo ello en un crisol mágico, lleno de vida y de posibilidades que como torbellino iluminaba a nosotros los pobres mortales que nos conformábamos con nuestras relaciones solitarias y nuestros trabajos aburridos.
Que es la vida sin el cambio?
Nada.
Un día al papá de ella se le ocurrió que deberían formalizar su relación, al otro día se le ocurrió a ella que deberían casarse y cataplum, todo se viene abajo.
La cama es el elemento en donde las tensiones de pareja hacen que sea un cuadrilátero boxístico en peleas de madrugada.
Y al parecer el último round se dio en la madrugada de ayer.
Amor y negocio todo al carajo, porque las tensiones te agobian, porque no resistes la presión social o que se yo, a lo mejor porque te huelen mal los pies.
Pero la vida siempre es cambiante y llena de sorpresas, un día te aman y al otro día te botan.
Un día eres el mas eficiente en tu oficina y al día siguiente eres el peor de los pelmazos inservibles que está fuera de la jugada y que vas directo al bote de la basura.
Que tanto se puede preveer una jugada mala?
Siento que se pueden preveer algunas, pero al final llega el momento de ruptura y hasta el mas preparado sufre.
La estabilidad es perenne, como lo son las relaciones a largo plazo, la vida en si.
Moverse de aquí para allá, probar diversas actitudes, diversas alternativas.
Un cambio dinámico, un estás al ya no estás.
Por eso no hay que aferrarse a nada ni a nadie.
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