Siempre me ha gustado el día de Reyes.
Particularmente su contexto, es un día ya de labor, en el cual la parte festiva de la Navidad ha terminado.
Por otro lado el pesebre sigue ahí ya con el niño dormido acompañado por los tres reyes magos que fueron a lo largo del mes pasado aproximándose día a día para entregar sus presentes.
En esta fecha no hay la tan elaborada cena, ni la espera con hambre hasta media noche para convivir con la familia que luce sus mejores galas.
En cambio hay un pedazo de pan elíptico, la tradicional Rosca y el chocolate caliente. Herencia mestiza de nuestro pasado colonial y católico.
Los regalos que los padres dejan a sus niños
preferentemente ya son las últimas estelas del gran gasto que se hace a
fin de año, por lo que son juguetes más sencillos (en mi caso así eran) o
lúdicos tales como un rompecabezas, un cuento para colorear o un juego
de mesa.
Siempre he sentido con mas gusto esta fecha, por su realismo, no interrumpe la actividad del día, solamente se hace un pequeño paréntesis, y en muchas ocasiones sólo se comparte con el núcleo familiar cercano.
Hoy compré una rosca y decidí compartirla con la pareja de vecinos, el intendente del fraccionamiento y la muchacha del aseo. En retribución recibí de la pareja una tasa caliente de chocolate y una pastilla adicional de la misma. El chocolate preparado les quedó sabroso, con el toque que a mi me gusta, ni muy amargo, ni muy dulce.
"En estos tiempos tan difíciles la estrategia debo modificarla, hay que salir a la calle virtual y socializar mas y mejor. Con actitud de servicio y retribución. Del ganar ganar. De generar la base de la tribu digital que deberá servir para fincar beneficios en el mutuo orden, en el campo social y profesional.
Es cuestión de actitud y de humildad.
Ser maestro y alumno, ir de día en día como los reyes se acercaron al niño Dios......"
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