Mezcal en Salinas.

Estaba sentado tomando mezcal en una cantina de Salinas.

El calor era seco y el viento soplaba afuera en el desierto.

Los cactus proyectaban sombras delgadas en la arena.

Una vibora de cascabel se desplazaba buscando presa para comer.

La cantina estaba sola, yo era el único cliente y el cantinero que atendía.

Me bebía un mezcal con gusano.

La botella estaba a mi lado derecho, el vaso a mi lado izquierdo.

Bebía tranquilamente y no esperaba nada.

Despues de un rato, se abrió la puerta y alguíen entró.

Sentí sus pasos aproximarse a mi persona,

y con un ligero golpe en mi espalda me saludó.

Me dijo: ¿Como estás Raúl? hace mucho que no te veía.

Yo voltee y lo ví, una luz no me dejaba verlo claramente,

Era joven, de unos veinticuatro años.

Me dijo, ¿No me invitas un trago?

Yo le ofrecí la botella y el cantinero le dió un vaso.

No platicamos, yo solamente lo veía con mi cerebro.

Se sentó a mi lado derecho.

Inmediatamente sentí a otra persona en mi lado izquierdo,

Era otro joven de la misma edad que me dijo: ¿Hola Raúl, como has estado?

También me pidio que le invitara una copa, a lo que el cantinero le dió un trago.

No necesitábamos hablar, solamente mis sentimientos se relajaban después de mucho tiempo.

Encontraba la serenidad después de tantos años.

Por fin me sentía acompañado para tomar unos tragos.

Al fondo se oía una música muy tenue,

Tratándo de recordarla, sabía que la había oido muchas veces,

Era Tea for one de Led Zeppelin.

¿Cuantas veces no la había escuchado acompañado de un vaso de alcohol?

Ahora la escuchaba con esos dos jovenes de veintitantos años.

Se tomaron cada uno cuatro tragos y se voltearon para decirme,

Raúl nos dió gusto estar contigo.

Sus caras eran color gris y la luz era violeta,

Salieron de la cantina y desaparecieron lentamente,

A esos dos yo los conocía, pero no me acordaba de sus nombres.

Es que estaba en el purgatorio expiando mis culpas.

Había muerto un día antes...