Como la llegada a México dese Puebla es un reverendo desmadre, debido a las obras de ampliación y pasos elevados de la calzada Zaragoza pues ahora me regreso por Atlixco, Cuautla, Tepoztlán y El defectuoso.
El día de hoy decidí comer en Tepoz y comí bastante tranquilo una cremita de hongos y una carne asada a la tampiqueña en un lugarcito al márgen del tepozteco.
En estos momentos estoy posteando desde un café internet acompañado de una nieve de piñón, fresa y mamey de las tepoznieves.
El pueblo es pintoresco y la gente es pacífica así que me estoy relajando bastante bien.
No cabe duda de que cambiarle a la rutina es básico y pueblear cuando se puede en días no de descanso pues es muy gratificante.
No hay turistas ni gente aglomerada y el tiempo corre lentamente con la sensación de que no anochecerá.
Tepoztlán siempre ha sido un lugar que me recuerda la época de hace dos años, cuando vine aquí con Guiselle y sus amigos, puros artístas, filósofos y fumadores de mota per se.
Todavía me da risa los temas que acostumbraban polemizar y las pendejadas con las que se molestaban de vez en cuando.
Como yo soy camaléon y me adapto pues solamente aprovechaba el albergue que era bastante bueno y que había chavas que cocinaban muy bien.
Yo los acompañaba con una que otra chela y con una que otra copa de vino.
El sol está pegando bien sabroso y el cielo está azul, estoy en un paraíso bello y edificante, de esos paraísos que te hacen pensar que la vida vale más cuando la disfrutas.
En fin caminaré un poco y me enfilaré a la cúpula de smog y tráfico.
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