lunes, 13 de enero de 2020

Entrando al 2020....

Es enero,  me encuentro en Cholula y sin ser realmente propósitos de año nuevo se me vienen a la reflexión ideas relativas a la Creatividad.

 Después de estar en la casa materna leyendo conceptos filosóficos percibo que el enfoque de la creatividad debe ser continuo sin importar ni el lugar geográfico ni el tiempo.

Se puede ser creativo hasta en un hoyo, se puede leer, filosofar aprender sin maestro, sin aulas, sin compañeros, sin apatía.

Mujeres van y vienen en ese devenir agresivo de mostrarse todo el tiempo, alejarse de esa enajenación es importante, alejarse del sexo por el sexo en sí, alejarse en cierto sentido de las redes sociales, del escrutinio de los demás, de la opinión, de la burla y de la agresión.

Las mujeres se deben ver desde el punto de vista de su intelecto, de sus valores femeninos, la gente en general se debe observar de lejos, jamás integrarse en las masas, no ponerse en evidencia de nadie, ni por nadie.

Esto no quiere decir que uno se aísle por completo, pero es necesario mantener la casa libre de bichos. Ordenarla, y crear el Feng Shui del cerebro, de la materia, de las ideas a las cosas, de lo espiritual a lo material.

Tu casa es tu fortaleza, no le metas malas vibras, genera tu propio centro energético de paz, tranquilidad y creatividad.

La naturaleza humana es destructiva, envenena el alma, el escuchar la vida de los demás contada por los demás. Todo esto corroe como la salinidad corroe una estructura tubular de acero que se debilita si no se le da un mantenimiento adecuado.

El concepto de la palabra trabajo debe cambiarse a generar proyectos, crear, renunciar a esa idea del dinero, dinero es parte del proyecto, pero no debe ser el fin último de las cosas.

Mas valen unos años de intensidad creativa que muchos años de esclavitud.

No es la apatía o el miedo lo que embarga a las ideas, es el deseo de pertenecer en algo que no se tiene ni idea de que funcione.

Todo debe venir de un centro interior, del centro de gravedad al centro intelectual al centro sensorial al centro emocional.

No se producen las ideas sin fuerza intelectual, sin fortaleza de espíritu, sin afrontar la soledad como parte del proceso creativo.

No es fingir ser creativo, es ser creativo.

Para eso se requiere un esfuerzo diario, una autocorrección de pasos, el dirigirse a unas metas específicas.

Pero es necesario implosionar las actitudes, la manera de pensar.

Dirigirse, sentarse, producir.

Lejos deberán quedar los tiempos de integrarse a un mito.

El mito de la falacia social, el deseo de encuadrarse en un grupo de gente, de querer jugar al juego de todos.

Lo mejor es dejar de seguir, lo mejor es seguir los instintos de la mente, del cuerpo y de las sensaciones.

Solo queda la transformación de uno hacia el todo y para eso se requiere de un concepto permanente y de trabajo arduo.

Una actividad hace otra y otra, una telaraña se teje y se reteje, con la idea de fortalecerla.

Caminar la ruta solo, afrontar la realidad solo, para luego generar sinergias con los demás.....


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