En esta época del año, en especial estos últimos días los cuales han estado fríos, algo crudos.
No me quejo del frío, al contrario puedo decir que me agradan las temperaturas gélidas, siempre y cuando no haya lluvia o esté muy nublado.
Por haber vivido en lugares húmedos y calientes, la costumbre de celebrar los escasos días de frío se me hacen propios de la extrañeza de vivir tapado del tobillo hasta la cabeza.
Hoy es el momento de intentar descubrir en el eco de los sentidos lo que el cuerpo reclama, las ganas de andar buscando una fémina con quién tener un desliz procaz.
Alejarse de la fantasía de la imaginación para ir en busca de la realidad es lo que realmente me inquieta, dejar las amarras de las imágenes, de los relatos, de la búsqueda insaciable para ir hacia la realidad cotidiana.
Aceptar el no definitivo, el rechazo, el ir por el sí cuando sabes que tienes el no es parte imperiosa de lo que me inquieta actualmente, el ir por el camino difícil, el salir de lo que se conoce por la zona de conformismo.
Ese conformismo que atosiga, que cansa y que no deja salir al mundo.
Para sentir el frío, la lluvia, el mal tiempo, el mar picado.
Hay que ir hacia el mar picado para sentirse vivo, para dejar de estar aletargado bajo las sábanas del conformismo.
Salir, correr, sudar, caerse y volverse a levantar.
Animate.
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