Tenemos esa gran confusión, entre ofrecer un servicio y ser serviles.
En repetidas ocasiones ya sea en restaurantes, en tiendas departamentales o en cualquier otra parte donde se espera que alguien te atienda con eficiencia, llegan esos empleados a abordarte de manera agresiva en primer lugar ¿que no se darán cuenta que en lugar de atraer provocan exactamente el efecto contrario? y luego a tratar de convencerte de que si están sobre de ti, tu deberías estar "agradecido" o "comprometido" a dar un si, o un gracias, etc.
Este país servil ha formado gente sumisa y gente aprovechada de esa sumisión. El eterno problema de no saber decir NO, resulta una gran oportunidad para que la gente sea abusiva y falta de ética.
Hoy por ejemplo tuve dos casos en el mismo lugar, en el primer tiempo, el capitán o gerente de servicio del restaurante de un sangrons me pregunta unas cuatro veces en un lapso menor a cinco minuto lo siguiente: ¿esta usted bien atendido?
¿ le puedo ayudar en algo?
¿se le ofrece otra cosa señor?....etc. etc.
Posteriormente en el área de discos se acerca otro empleado a preguntar con una voz altisonante ¿requiere usted información?....
Mi respuesta en todos los casos es un NO frío, impersonal, falto de respeto y duro.
En otros casos llega el empleado que con un aire dulzón, quiere ofrecer mil cosas como si de tu decisión dependiera la felicidad de su vida, este tipo de trato para mi es el peor ya que me irrita profundamente. Si por mi fuera le daría una patada en el culo a quién lo hace.
Nunca he sido sociable y mucho menos agradable ante este tipo de pruebas, que supongo emergen del manual del "buen vendedor" que un Og Mandino o un Paulo Cohello diabólicamente diseñaron bajo sus metáforas adictivas.
¿Que acaso no entenderán que con solo una actitud, un movimiento, una sonrisa, un gran espacio, tu puedes ser atrapado en el arte de la seducción?.
La seducción ese arte tan perdido por la globalización, pero tan eterno como la humanidad.
Un arte que solo los grandes maestros sacan provecho y que uno debe aprender a usar esas estratégias.
A mi se me ocurriría observar a mis comensales y solo cuando falta algo, cuando se requiere un apoyo oportuno me presentaría, como el salvavidas que no se tiene que meter al agua cada vez que un chico se mete mas allá del límite, sino con con un altavoz alerta y ordena. Ver si está bien atendido es una cuestión de movimientos de cabeza, de buscar a la mesera y entonces ahí aparecer como un salvador que se presenta solo una vez en todo el servicio.
Por otro lado el empleado de los discos no tiene que preguntar nada, solo esperar a que alguien llegue y si alguien necesita algo esperar a que el cliente se lo pregunte, a partir de ahí saber que ofrecer como punto de entrada y como alternativas, dejar que las ovejas vayan al matadero.
Desgraciado el mundo de las comisiones, porque provocan animales desesperados por conseguir a la presa para despedazar muertos de hambre.....
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