martes, 12 de junio de 2012

Desayunando.

Creo que el desayuno es la comida que mas me gusta del día.

Los colores que emanan de los platillos, los olores y los sabores son los que me gustan mas.

Despertándome y comenzando la rutina diaria, un fresco baño y la preparación de los alimentos es algo que me llena de un gozo egocéntrico y personal.

Llenar el vaso de jugo de manzana, hacer esa ensalada de atún con espinaca, cebolla, manzana y avellanas, aderezada con yogurth y miel.
Un emparedado de pan integrar con esa mezcla me provoca un olor y un sabor fresco que hace que mi cerebro se ponga a trabajar con mayor rapidez.

Otros días un cereal de avena con miel y fruta.

Un café con pan tostado y mermelada de fresa, frambuesa o durazno.

Un omellette de claras de huevo, hongos, tomate, cebolla, pimiento morrón.

Una torta con bolillo y lo anterior o jamón de pavo y ensalada.


Un café con leche y pan de dulce.

Son muchas las variantes, muchos los sabores y muchas las sensaciones que me provocan ese ritual diario, nihilista, propio.

Es un devenir hacia el día con ánimo, con gusto, con placer.

Me gusta mucho desayunar. (también comer y cenar, pero son otras las circunstancias del gozo).


Esperando....

Estoy en mi oficina esperando a que sea la hora para ir al despacho de Federico y presentarle nuestra propuesta ecológica para seguir obteniendo permisos para construir mas casas.

Así como he esperado a Federico, he esperado en los pasados cinco años a mucha  gente para que me atienda.

A veces las esperas son prolongadas, por ejemplo a Federico lo he esperado desde el viernes, si considero los dos días de fin de semana, lo he esperado cuatro días. Hace cuatro días pude haberlo visto y pude haber entregado la información que tengo preparada para él.

Pero no, al señor, no se le da el tiempo de atenderme, como a muchos otros señores tampoco, esto da por consiguiente muchos retrasos en todos los trámites los cuales pueden salir en menores tiempos con lo cual se podría incentivar otras actividades u operaciones importantes para este negocio.

Esperar a tal o cual, a sutanito a menganito, esperar a que procesen la información, a que te resuelvan.

Estas grandes esperas han hecho que yo tenga una gran espera final, esperar para nada, al final espero para que ese gran evento pase, pero ese gran evento de tanto esperar ahora resulta un evento borroso y sutil.

En estos cinco años, he esperado de tal manera como no lo había hecho en mi vida, he permanecido sentado, atento, espectante.

Según el propósito que me atañe y que fue planeado en cierto sentido lo he cumplido, esta meta de largo plazo de supervivencia se ha cumplido, me he tranquilizado, fue una buena decisión haber tomado esto como una tabla de salvación y de recuperación.

Ahora me viene la pregunta de que el sexenio se acaba de que este era el año meta para llegar al punto de decidir si me muevo o si me quedo aquí.

No tengo ni preocupación, ni miedo, pero debo admitir que el hastío y el aburrimiento se apoderan de mi.

Creo que deberé replantear algunas cosas para darle mas sabor al caldo.

Pero también debo ser precavido, ya que la función tiempo se siente mas pesada en el cuerpo.

No me importa seguir esperando hasta decidir o hasta no decidir.