Las mejores oportunidades vienen solas, uno no sale a escogerlas como loco, solamente uno se debe fortalecer con el entrenamiento en lo que corresponda día a día sin más fin que el ser más diestro.
Un violinista virtuoso no basa su destino en la búsqueda insaciable de la oportunidad en esa gran orquesta. Un violinista virtuoso entrena, estudia y se perfecciona día a día, en un rincón del estudio de su casa, rumiando el hambre (física y artística), frustrándose en muchas ocasiones por el ostracismo y la guerra de la mente por el obstáculo del querer ser y del no poder serlo en ese momento.
Una mujer no te hace caso si estás sobre de ella, desistir el camino, ignorar, ser uno mismo es la fortaleza que hace que el ser sea deseado o atractivo para los demás.
El camino se recorre sólo, aún en la pérdida de la derrota no se va a rogar el amor o la oportunidad, so pena de ser avasallado, humillado por el que alguna vez fue tu socio, tu amigo, tu empleador o tu amor eterno.
Las segundas oportunidades no se dan.
Se dan oportunidades en contextos diferentes a través del tiempo, las personas que se dejan atrás atrás deben de quedar.
Nuevas ciudades, nuevos métodos, nueva generación, nuevos sentimientos y nuevos pensamientos son el medio ambiente dinámico al que uno se debe adaptar.
Lo que fue fue, lo que será será.
No te pierdas, sólo da pequeñas señales de vida, un hola lejano y frío ayuda.
Pero sigue entrenando, preparándote, leyendo, estudiando, la oportunidad llegará sola y sin aviso.
De ti depende detectar la ola, subirte a ella y recorrerla.
Adaptate al nuevo mundo y a las nuevas circunstancias.
Pero no busque afuera lo que debes desarrollar adentro de tu cerebro, de tu corazón, de tu actividad, de tu materia.
Las habilidades son resultado de la osadía de ser monótono y disciplinado cada día.
El gran gol no llega para meterlo en un día, a la vaca se le da hierba poca todos los días para que engorde.
No te abandones.
