viernes, 4 de enero de 2008

De los viajes de fin de año....

a Tampico,
son reflexivos, muy reflexivos.
son familiares, muy familiares.

cena navideña y recalentado con los Fernández en casa de mis papas.
comida rica y abundante, buen vino.
charla fraternal.

caminatas solitarias por la playa,
unos días con sol, otras nubladas y frías.
paisajes diversos en el mismo lugar.

el vacío de la presión atmosférica.
no se mueve nada y hace calor.
minutos después un cambio total de temperatura y vientos de 100 kms/hora.
baja de 17 a 3 grados en una noche.
viento ciclónico que golpea y empuja los pinos.
la arena vuela en ráfagas dinámicas,
te pega, te ciega.

casas calientes, con sabor a familia,
con recuerdos del terruño,
con imágenes perdidas y nostálgicas.
amor, solamente amor.

visita al centro y la zona del puerto,
centro deteriorado y añejo,
ciudad empantanada por el pasado,
el centro no está en el centro, está en un extremo.
como perdido, como olvidado.

zonas nuevas comerciales y la gente buscando comprar antes de que se le acabe el año.

cena del 31 con los Fernández,
llamada de Pily desde Alemania,
probablemente sea su última llamada,
es incierto lo que le pasará este año.

cáncer, el cáncer que se come a las Fernández.

mis padres, mis hermanos.
recuerdos,
sueño, mucho sueño.
sueño profundo y reparador.

hace mucho tiempo que me reconcilié con mi tierra,
hace mucho tiempo que ya no soy de esa tierra.

fin del ciclo anual,
inicio del ciclo anual.

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