Una forma insensata de correr las bases.
(Según el Mago Septién).
Tarde tropical en el estadio de la Isleta,
al fondo del campo y después de la barda, la márgen del río.
Un barco pasa y toca la bocina.
La gente empieza a llegar al graderío de madera,
y yo estoy sentado entre mi abuelo y mi padre.
Los pies me cuelgan en la grada y me da miedo caerme.
Traigo mis pantalones cortos y mi playera.
Nunca había visto un diamante y veo que es muy diferente al campo de fut.
Me gusta la mezcla del pasto con la tierra y como están distribuidas las bases.
Los peloteros salen a calentar de unas casitas que están entre las bases,
y el cuero de sus manoplas despide un aroma agradable.
el sonido de las manoplas al recibir la bola es dulce.
y la bola es una canica blanca que va y que viene a una velocidad alta.
Y escucho la conversación de mi padre y mi abuelo.
Este juego de promoción es para traer gente después de más de 20 años de ausencia.
Y empieza el señor de los cacahuates, los doraos salaos, doraos salaos.
Mi padre compra cuatro paquetitos y me da uno.
Me gusta el sabor de esos cacahuates que no son los normales que venden en la escuela, estos están calientitos.
Después de calentar los equipos se menten al campo y otro barco al fondo pasa y nos saluda con otro toquido de bocina.
Salen los peloteros al cuadro y la afición aplaude,
yo no se nada de ese juego, pero me atrae mucho el ambiente.
El picher lanza y lanza a una velocidad que me pone nervioso si le pega a alguién,
las bolas de foul llegan al público y no las tienen que regresar,
es un juego que te da, que no te exige.
Mi padre con paciencia y mi abuelo con más paciencia,
me van explicando el juego,
no entiendo mucho, pero poco a poco lo voy interpretando,
es un juego de probabilidades, es un juego matemático.
no es un deporte,
es simplemente un juego y se juega hasta jugarlo, sin importar el tiempo.
puede durar tres horas o tres días.
lo importante es jugarlo.
nunca más dejare ese juego de mi padre y de mi abuelo.
Mi abuelo ya murío y solamente me queda mi padre,
se que un día tendré que ver el juego solo,
ese día voy a llorar entre silencio.
por el juego de mi abuelo,
por el juego de mi padre.
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