miércoles, 25 de abril de 2007

Polivalencia de las mujeres mexicanas.

Como es mi costumbre, hoy sigo en la oficina a las 21:17 horas.
Se me olvido inyectarme la ampolleta de la noche y no quiero pasar mala noche con este terrible dolor de dedo gordo.

La señora del aseo que tan amablemente me ofrece mi cafecito nocturno y que me dice "joven", (probablemente yo sea más grande que ella) me dice: Oiga, joven, porque no vino ayer a trabajar.

Le comento que tuve que ir al banco a arreglar unas cosas, pero que también fuí al doctor porque se me infectó el pie (no le voy a decir que me dió gota, me da pena).

Solamente se me quedó viendo y siguió su trabajo.

Pero se regresó y me dijo, oiga joven, ví las inyecciones en su escritorio, si necesita que lo inyecten yo lo hago, (así nadamas sin preguntar, por su actitud de servicio).
Le pregunté que si sabía y me dijo, mire yo soy enfermera, lo que pasa que mi hija se puso mal y pedí licencia, por eso trabajo aquí ya que la oficina no está tan lejos como el hospital (solamente como a hora y media?????).

Ni tardo ni perezoso le dije que sí, como no soy nada pudoroso, (criado en un puerto), así en mi cubículo me baje los pantalones y el calzón y me puso la inyección sin sentirla.

Le pagué una gratificación y le dí las gracias.

Con lo anterior ya llevó tres inyecciones.

La primera me la puso Tere, (Persona de servicio por años de la familia de mi abuela).Nalga izquierda.
La señora de las copias (resulta que sabe inyectar aunque sea el office boy de la oficina en la mañana. Nalga derecha.
La señora del aseo.Nalga izquierda

Por eso digo, que como la mujer mexicana no hay dos.

Sinceramente, hoy no solamente me sentí bien por la inyección sino por la atención de la gente con respecto de mí.

Esa energía me hizo sentirme feliz.

Tengo que tener mayor actitud de servicio para con mis semejantes.

Es un valor que tengo que fomentar.

Hoy tengo paz y armonía.

Debo trabajar para mañana.

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