Ayer estuve toda la tarde y parte de la noche en un bar desolado de un lujoso hotel.
El lugar parecía el lugar más aburrido del mundo y solamente estábamos mi amigo y yo, matando las horas de un domingo largo y tedioso.
Hasta que llegarón a sentarse al lado de nuestra mesa dos mujeres guapas y de clase.
Venían acompañadas de un hombre con lo cual no pude definir inicialmente cual de ellas era su pareja.
Ellas pidieron vino tinto y él whiskey en las rocas, el trío venía elegantemente vestido, ellas de pantalón pero con ropa fina y él con un saco sport de buen gusto.
Nosotros estábamos más bien vestidos de manera mucho muy informal por lo que en cierto sentido nos veíamos fuera de tono con el lugar, evidentemente nos importaba un pepino. Las bebidas que estábamos tomando eran terry con cocacola.
Tanto ellos como nosotros nunca bajamos el ritmo de tomar, esto es, el ritmo siempre fue tomar y volver a pedir, tomar y volver a pedir.
Sinceramente quedé sorprendido del aguante de ellas ya que en ningún momento desvariaron o perdieron compostura.
Una de ellas era alta y altiva de cuerpo espigado y atético y un rosotro bastante hermoso. La otra era de complexión media, de estatura baja pero con unos pechos que se le salían de ese escote tan maravilloso que llevaba.
Al pasar la tarde se escuchaba más la conversación y por lo que se dejó notar el acento colombiano se sentía, ese acento dulce y de español clásico que me gusta tanto, siempre hablándose de usted pero con un ritmo nada protocolario, más bien sabroso e intrigante.
Yo no podía de dejar de ver a las dos mujeres las cuales volteaban de vez en cuando a observarnos y a sonreir, con una coquetería digna de dos maestras, sin caer en la vulgaridad en ningún momento.
Yo seguía con la duda de quién era quién en el papel del rol, sobretodo me intrigaba que papel tenía el hombre con respecto a ellas, hasta que en un período determinado de tiempo se me aclaró todo.
Ya al calor de las copas, una de ellas se aproximo a la otra y se dieron un beso en la boca y se prodigaron caricias en el cabello y en los hombros.
Con toda honestidad nunca pensé que eso se fuera a dar y menos en ese tipo de lugar, y para ser sincero si me movió el tapete, ya mis pensamientos ya no fueron los mismos esa tarde, solamente esa imagen tan sensual que se me grabó en el cerebro.
No se crea que el beso fue largo y tipo película, fue un beso de no más de tres o cuatro segundos y las caricias serían dos o tres, pero fue la intensidad y la belleza de la improvisación lo que realmente me sorprendió.
Todavía hasta este momento sigo con esa imágen y realmente fue muy bello.
Ya el papel de él era irrelevante, ya que las dueñas del lugar fueron ellas.
Ya entrada la noche amablemente se despidieron de nosotros y la chaparrita me sonrió.
Fue un domingo de entrega del oscar y ellas se merecieron el oscar para el beso más cachondo de la temporada.
En fin....
El lugar parecía el lugar más aburrido del mundo y solamente estábamos mi amigo y yo, matando las horas de un domingo largo y tedioso.
Hasta que llegarón a sentarse al lado de nuestra mesa dos mujeres guapas y de clase.
Venían acompañadas de un hombre con lo cual no pude definir inicialmente cual de ellas era su pareja.
Ellas pidieron vino tinto y él whiskey en las rocas, el trío venía elegantemente vestido, ellas de pantalón pero con ropa fina y él con un saco sport de buen gusto.
Nosotros estábamos más bien vestidos de manera mucho muy informal por lo que en cierto sentido nos veíamos fuera de tono con el lugar, evidentemente nos importaba un pepino. Las bebidas que estábamos tomando eran terry con cocacola.
Tanto ellos como nosotros nunca bajamos el ritmo de tomar, esto es, el ritmo siempre fue tomar y volver a pedir, tomar y volver a pedir.
Sinceramente quedé sorprendido del aguante de ellas ya que en ningún momento desvariaron o perdieron compostura.
Una de ellas era alta y altiva de cuerpo espigado y atético y un rosotro bastante hermoso. La otra era de complexión media, de estatura baja pero con unos pechos que se le salían de ese escote tan maravilloso que llevaba.
Al pasar la tarde se escuchaba más la conversación y por lo que se dejó notar el acento colombiano se sentía, ese acento dulce y de español clásico que me gusta tanto, siempre hablándose de usted pero con un ritmo nada protocolario, más bien sabroso e intrigante.
Yo no podía de dejar de ver a las dos mujeres las cuales volteaban de vez en cuando a observarnos y a sonreir, con una coquetería digna de dos maestras, sin caer en la vulgaridad en ningún momento.
Yo seguía con la duda de quién era quién en el papel del rol, sobretodo me intrigaba que papel tenía el hombre con respecto a ellas, hasta que en un período determinado de tiempo se me aclaró todo.
Ya al calor de las copas, una de ellas se aproximo a la otra y se dieron un beso en la boca y se prodigaron caricias en el cabello y en los hombros.
Con toda honestidad nunca pensé que eso se fuera a dar y menos en ese tipo de lugar, y para ser sincero si me movió el tapete, ya mis pensamientos ya no fueron los mismos esa tarde, solamente esa imagen tan sensual que se me grabó en el cerebro.
No se crea que el beso fue largo y tipo película, fue un beso de no más de tres o cuatro segundos y las caricias serían dos o tres, pero fue la intensidad y la belleza de la improvisación lo que realmente me sorprendió.
Todavía hasta este momento sigo con esa imágen y realmente fue muy bello.
Ya el papel de él era irrelevante, ya que las dueñas del lugar fueron ellas.
Ya entrada la noche amablemente se despidieron de nosotros y la chaparrita me sonrió.
Fue un domingo de entrega del oscar y ellas se merecieron el oscar para el beso más cachondo de la temporada.
En fin....
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