lunes, 11 de junio de 2007

De la transmisición de sentimientos.

Este sábado pasado realmente fue de experimentación y reflexión.

Sigo con mi tratamiento dental y particularmente este día tocó endodoncia en una de mis muelas del lado derecho.

Hemisferio derecho para un zurdo es el hemisferio encontrado (opuesto).

Los zurdos por naturaleza somos hipersensibles al dolor físico y aunque lo podemos tolerar como los derechos, se puede manifestar de diferentes formas.
Para las personas que somos intensas, el dolor se puede manifestar y transportar al medio que nos rodea, el cual pueden ser cosas, animales y personas.

La sesión estuvo programada en dos partes, pero mi dentista me canceló la sesión del viernes y determinó que el sábado estaría dedicado a todo el proceso desde su inicio a su conclusión.

Mi muela tiene tres ramificaciones nerviosas y la curación consiste en introducir unas especies de microsierras las cuales se introducen hasta el fondo del conducto molar y "cortan" el nervio que está dañado para extraerlo poco a poco.
Estoy hablando de puntos de nervio, algunos de ellos son imperceptibles y están ubicados en la cavidad de los conductos molares que están intorducidos en la encía.

El proceso es repetitivo, una y otra vez hasta que la cavidad quede completamente libre de nervio.

Como se que esto iba a ser largo, hice ejercicio en la mañana de tal manera que pudiera llegar lo más relajado posible y libre del estrés de la semana y desayune bien por si en la tarde no pudiera abrir la boca.

Me presenté puntual como normalmente lo hago a esperar a la dentista con su retraso normal de media hora y me senté posicionado en el sillón de la unidad que la asistente amablemente dispuso para mí y la sesión empezó:

Abrir la boca, limpiar un poco, quitar la pieza temporal y sacar la radiografía para ver la trayectoria a seguir.

Empezo con el nervio frontal (tengo uno frontal y dos atrás) y empezó a clavar las sierritas para empujar de arriba a abajo.
El primero sondeo lo hizo sin anestesia y poco a poco fue sondeando en donde se aparecía el dolor.

Fuí preparando la mente para tratar de alejar el dolor al tiempo futuro, pero el cuarto impacto realmente fue doloroso, me hizo dar una pequeña levantada ya que fue un aguijonazo a una parte muy sensible.

Ella me preguntó si me dolió y obviamente le conteste que sí, entonces empezo a preparar la anestesia y me inyecto en la zona para ir durmiendo esa parte.

La inyección de la anestesia no me arredra ya que se que es para mejorar las condiciones de curación, pero lo que no tolero es que me metan algodón en la boca ya que es muy seco y me da un profundo asco.

La anestesia fue dando su efecto y ya no sentía esa zona, así que con cierta confianza la doctora seguió con el tratamiento, metia y sacaba con cierta fuerza, pero volvió a tocar el nervio y el dolor siguió, un dolor muy intenso y tuvo que volver a meter anestesia y el proceso y el dolor seguía y seguía.

Fue algo muy duro que se prolongo por cuatro horas y por mas que yo quería posponer el dolor, este se posesiono de mí y me empecé realmente a sentir con ira.

La doctora no entendía mi hipersensibilidad e intentó lo que sabe al respecto de anestesiarme, metió a lo largo de cuatro horas unas diecisiete inyecciones y simplemente no daban efecto.

El pinche dolor venía y venía y se quedaba, ella se empezó a preocupar y también la tonalidad de su trato se empezó a endurecer.
Era una batalla de cuestionamientos como el no te debería de doler al pues me duele mucho.

Y metía más profundo y rápido las agujas y a veces lagrimeaba del ojo derecho.

Fueron cuatro horas muy duras como de confrontación y de transmisición de mi dolor hacia ella.

A veces sentía que mi dolor se transmutaba y a ella también le dolía, sino físicamente si mentalmente, esto es, se percibía culpabilidad en infringirme dolor e ira en no poder remediar la situación, sino tener que seguir con el dolor para llegar a la curación.

Nos mirábamos ya realmente duro como a las tres horas y yo traté de usar todas mis tecnicas aprendidas en cuanto a verlo todo en perspectiva y a subjetivizar esa sensación, pero realmente no podía.

Ese dolor era un temible adversario que me estaba ganando, hasta que me curó las dos primeras ramificaciones, me las obturó con la curación y en total metió 1.8 centímetros en cada una.

La tercera en mi cabeza debía ser la más fácil y consideré que sería una curación más rápida, ese fue un error que pagué caro, porque eso era lo que yo quería no lo que realmente fue ya que resulto la más complicada.

Fue una hora y media de volver a inyectar y a meter sacar la maldita sierra, ella literalmente estaba agotada y triste.

Estaba realmente agotada y con ira, era mi ira la que tenía.

También tenía mi dolor y yo tenía su molestia.

Hubo un momento en que sin decirnos nada ella paró y yo me quedé viéndo al techo, como un rechazo a ella, ella se puso atrás de mí de tal manera que no nos veíamos, fueron como cinco minutos de un silencio sepulcral.

Quince minutos después termino y literalmente se dejo caer en su silla con el cuello para atrás.

Yo estaba literalmente molido.

Tuve que tomar tres antiinflamatorios y la cara me empezó a hacer erupción por la sobrecarga.

Me quedé un rato tirado en el reposet, ella entró al baño, a los diez minutos me paré y no me despedí y ella no busco despedirse.

Los dos estábamos encabronados y cansados.

De las nueve a las cuatro y media de la tarde y lloviéndo.

Yo grogy me metí a mi carro y esperé a que se me bajara el efecto de las pastillas, eso fue dos horas después.

Llegué a mi casa y me puse el pantalón de la pillama y puse una colchoneta en el cuarto de la tv y me acosté.

Tenía la cara del lado derecho tan hinchada que parecía que me había agarrado a madrazos con alguién.

Sabía que vendría una depresión.

¿Como la enfrento?

Me puse triste y los pensamientos empezarón a llegar, me sentí mal por mí, por ella y empezaron las culpabilidades por otras extrañas e hipotéticas cosas.

Es aquí cuando mi experiencia me ayudó a mitigar poco a poco el dolor y a relativizarlo como parte de un proceso de curación.
Saber el significado del dolor y trasladarlo a algo positivo que me llenaba de orgullo haberlo soportado y no haber bajado la guardia.

Me paré, le hable a mi dentista, bromeamos, nos reímos y me tranquilicé.

El efecto de los antibioticos seguía y tenía mucha hambre.

Que útil fué haber comprado esa sopa campbells de elote la cual preparé con más leche que agua y me la tomé de sorbito en sorbito con un popote, me veía en el espejo y veía mi cara como la del hombre elefante y me empecé a cagar de la risa.

Mi teoría del dolor transmutado se dió, el dolor se puede transmitir de una persona a otra y el acto reflejo es la depresión.

Pero tambíen tu puedes decidir que actitud debes tomar ante la depresión ya sea exponenciarla o mitigarla.

Yo decidí mitigarla, ella también.

Los dos creamos sinergía y el dolor nos fortaleció en nuestra complicidad y solidaridad de la relación doctor paciente.

El doctor también sufre interiormente el dolor de sus pacientes.

El dolor está en tí, tu eres su mitigación

El dolor se apaga poco a poco en tí y te hace fuerte y te ennoblece.

Dedico esté dolor a quién percibió un dolor en ese momento de mi vida y no lo supo mitigar.

Dedico este dolor al dolor que mi madre alguna vez tuvo al tenerme a mí.

Ahora entiéndo un poco más el dolor.

Ahora me comprendo mucho más.

¿Cuanto dolor está por venir?

No lo sé y no me importa.

Yo tengo Paz.

1 comentario:

PdC dijo...

Aw! Qué, pero qué fuerte! =(