martes, 25 de septiembre de 2007

Debrayes internos.

Me llama mucho la atención un fenómeno cíclico en mi estructura de pensamiento y en mi manera de reaccionar ante tal acontecimiento.

En mi mente, en ciertos períodos de tiempo, me forjo una imagen de mí en la cual por alguna razón la sostengo como algo real por sí misma, basada solo en la percepción interna y sin evidenciar si esa imagen es real o no.

Siento que es un mito dicha imagen ya que tiene mas ingredientes ficticios que realistas, por lo tanto deberé reconocer que en este aspecto soy un mitómano.

Por ejemplo, en el caso de mis características físicas, a veces me percibo como delgado y considero que así soy en ciertas circunstancias, este comportamiento se da cuando por alguna razón me alimento con cierta conciencia de alimentos ligeros como pescado, verdura, etc.
En otras ocasiones considero que por ejemplo en la actividad de correr o nadar, tengo un ritmo mas rápido que en el que realidad tengo e inclusive estoy en la misma forma que cuando competía a nivel deportivo.
A veces interpreto que canto de una manera singular y que debí haber sido un cantante famoso si me hubiera dedicado a este género en mi juventud.
De los tres casos anteriores hasta me atrevo a dar consejos a las personas que yo considero que están en una situación desventajosa con respecto de mi posición.
O sea, para darme a entender, si tengo un amigo robusto (tanto o menos que yo) le doy sabios consejos de alimentación y del deber cuidarse en el aspecto físico, como si yo fuera una maestro nutriólgo y con un cuerpo de atleta olímpico.
En otras ocasiones y si me rebasa un viejito o una señora ya entrada en kilos y en edad me digo: Que cansadas tengo las piernas y voy a ponerme a su paso, para quedar vuelto a rebasar o completamente exhausto.
Y en el caso de la cantada podría decir que hasta me he atrevido a cantar y decirle a un pobre ingenuo que si no sabe cantar no cante ya que me desentona.

Ayer caí en la reflexión y de pronto me invadieron muchas dudas respecto de mí, de mis capacidades.

La sensación que tengo ahora es que no tengo capacidad para hacer muchas cosas y que realmente he tenido suerte de no haberme metido en problemas.

Es como si sintiera que no he logrado nada relevante en mi vida.

Me siento muy inútil.

La reflexión fue muy profunda.

Ni soy atleta, ni soy inteligente, ni soy atractivo, ni soy joven, ni me siento parte de nada o de nadie.

Me siento como una piedra estática al margen de un río.

No hay comentarios: