martes, 25 de noviembre de 2008

Análisis situacional del uso de la computadora.

Después de utilizar ya por mucho tiempo la computadora, entrando a blogs, redes sociales, periódicos, páginas de gobiernos, redes pornográficas, cursos online, etc.

Lo que me lleva a la conclusión de la gran bibliotecota que es el internet, es que mucho es redundancia, pasta, vacío.

La utilidad del internet es cuando encauzas algo en lo que realmente uno tiene interés, esto es, búsqueda de empleos, datos precisos para comprar algún bien o un servicio, estudiar algún fenómeno o alguna persona, etc.

El utilitarismo viene de un objetivo muy particular y el internet es una eficaz herramienta como apoyo.

Por ejemplo, si yo quiero saber como funciona un motor de combustión interna, pues simple y sencillamente me meto al internet y obtengo mucha información al respecto que de manera fácil y ordenada puedo tener para mi beneficio.

Otro ejemplo podría ser el comprar un boleto de avión con su reservación de hotel, es uno de los casos en que el internet es una herramienta muy útil.

Y así vienen muchos ejemplos, pero mi opinión es que todo tiene que venir de un objetivo claro, definido que se requiera para una búsqueda.

En otro aspecto el internet puede ser una pérdida total de tiempo y de dinero.

Las redes sociales desde mi punto de vista no son utilizadas para un beneficio práctico y se vuelve una carga de personas, comentarios y fotos que hacen pensar que una persona que tiene mas de 20 amigos, carga con una cantidad de basura impresionante.

La otra improductividad es el chat cuando no tiene un objetivo de comunicación auténtico y sólo es para ir platicando cosas insulsas por periódos de tiempo prolongados.

Hoy en día los jovénes tienen un potencial muy alto para desarrollar sus trabajos y sus relaciones mediante el internet, pero desafortunadamente creo que todo esto se ha vuelto un vicio que no lleva a nada, produciendo grandes horas perdidas en los cuales se podría enfocar los esfuerzos.

Es una evasión completa de la realidad.

Los gadgets están sobrevaluados en una enfermedad consumista y degenerativa.

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