martes, 10 de febrero de 2009

Reunión familiar.

Este sábado nos reunimos en casa de Luis a celebrar su cumpleaños.

Yo llegué de Puebla como a las dos y ya para las tres estaba en su casa.

Las mesas estaban dispuestas para conformar grupos de invitados, los cuales unos eran familia y otros amigos de él.

Yo llegué con la firme idea de pasármela bien y así lo hice.

Estuve tomándome unos tequilas ya que como era en el jardín pues el frío se dejó sentir mientras pasaba la tarde.

Reunión agradable en general salvo por uno que otro comentario de algún pariente amargado por la situación del hoy y por como cada quién está sufriendo la crisis.

Buenos bocadillos y buena comida, además de estar siempre bien atendidos por los meseros quienes prestos te servían lo que quisieses, vino tinto, vino blanco, wishkey, ron, etc.

No me quejo, sirvió para pasar un sábado en reunión.

Esto lo escribo para reflexionar acerca de que a pesar de que las reuniones tienen buena intención, al final yo me siento extraño con la parentela.

Al ser tan disímbolos en muchos aspectos y al haber diferencias de edades tan marcadas, yo no tengo al final un punto de identificación con alguien.

Aunque se que me invitan de buena fe, siento que ya es el momento de pasar por bueno estas reuniones y seguir buscando otras cosas.

Me gusta mucho estudiar, hacer deporte y la rutina del trabajo en sí.

Además está el trabajo, el cual afortunadamente tengo y hay que cuidar.

No me late ver a mis tíos apachurrados y con el sentimiento de que los tengo que ayudar porque a mí me ha ido relativamente mejor que a ellos.

Me da como cierto sentido de culpabilidad que no me gusta nada.

Me voy a desmarcar este año........

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